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dilluns, 14 de setembre del 2015

ÍTACA

Por fin Ítaca, la Ítaca de Ulises, la Ítaca de los sueños, nuestra Ítaca…


escribió el poeta Constantino Cavafis, tal vez un incomprendido de su época y un desconocido aún para muchos. Sus poemas aún son versionados y cantados. 

La Ítaca de Ulises, la de “La Iliada de Omero”, que aún no está definido si fue escrita por uno o por varios autores, es un retrato de la naturaleza de esta parte del mediterraneo. Desde que se pasa por el norte de Sicilia y entras en el estrecho de Messina, la orografía y la meteorología siempre cambiante al navegar por estos mares y entre estas islas invita a  pensar en la gran obra. Quien o quienes la escribieron conocían muy bien estas tierras o escucharon atentamente las historias de los marineros… 
Nuestra Ítaca, a la que por fin llegamos físicamente es solo parte de un sueño cumplido. 





Nuestro primer contacto con la Isla fue Kioni, un bonito pueblo de mar que empieza en las orillas de la bahía y el puerto y sube por la montaña a modo de anfiteatro, bastante homogéneo y de un colorido que resulta agradable a la vista desde el primer momento. Como en muchos otros sitios, hay algunas casas abandonadas que son una verdadera pena que se pierdan.
A la entrada de la bahía quedan en pie los restos de tres molinos dispuestos elegantemente sobre la montaña y otro sobre el pueblo, que podemos confirmar que en su día viento no les faltaba para trabajar. 




El pueblo con su primera linea de mar en la zona del puerto dispuesta para el turismo con bares, tabernas, tiendas y restaurantes, no ha perdido demasiado su estilo. Incluso algunas construcciones claramente modernas no resultan demasiado visibles.







El puerto es de uso público sin agua ni electricidad. Hay un montaje privado con un contador donde se puede obtener agua pagando por litro un precio que parece que era un poco variable. También se puede contratar servicio de combustible. Hay panadería y minimercado muy cerca.




La bahía en general es profunda para fondear. Hay que echar el ancla lejos tanto en el lado del puerto como en su opuesto para atarse a tierra. El agarre es bueno. Aunque parece un sitio bien protegido, cuando pasa un barco grande a lo lejos por fuera de la bahía, minutos después entra un poco de olas a modo de mar de fondo.





Hay un sitio en el muelle justo a la entrada, donde se puede abarloar de cuatro de la tarde a diez de la mañana del siguiente día, cuando hay que dejarlo libre para los taxiboats y miniferris que entran y salen.


muelle para taxiboats y miniferrys


Nosotros lo utilizamos cuando llegamos por la tarde y nos cambiamos a la mañana siguiente cuando quedó un sitio libre en el muelle.

Allí conocimos a Paco y Dori, una alegre pareja de españoles con las ideas claras, sobre todo las ideas de Paco, autodidacta e inventor, que les han servido para llevar adelante una empresa triunfadora de la que ahora disfrutan del esfuerzo realizado. Están casi jubilados aunque aún jóvenes para su edad. Fue un placer conocerles y escuchar sus historias. Esperamos volver a verles algún día.



Salida de Paco y Dori en su catamarán


Pasado dos dias disfrutando de las vistas de la bahía de Kioni y sus calles, continuamos por fin rumbo a la Ciudad de Itaca. 
La entrada a la ciudad, antes de llegar finalmente a la bahía es majestuosa. El paso entre montañas verdes y una mar plana de aguas transparentes y azul profundo nos dejó mudos por unos minutos. 





En el camino hay muchos rincones donde echar el ancla y disfrutar del paisaje es toda una tentación. No pudimos resistirnos a la idea e hicimos una parada corta para bañarnos delante de una playa al otro lado de la ciudad.



 Dnexia

La entrada en la bahía nos resultó espectacular, con toda la ciudad alrededor, es amplia con mucho espacio para echar el ancla y muy protegida de la mar. Hay un largo muelle público para amarrar echando ancla. Lógicamente bares, tabernas y restaurantes a primera linea de mar con mucha actividad pero que conservan su autenticidad. Prácticamente todos los servicios como en cualquier ciudad. No encontramos lavandería self service.
Para nosotros la ciudad perfecta, sencilla, sin grandes edificios y con el mar a sus pies. 



la bahía vista desde tres ángulos  diferentes







Hechas las compras necesarias y los paseos por la cuidad en la que nos hubiese gustado quedarnos más tiempo, tras dos días de estancia continuamos camino hacia el Sur…



La siguiente parada fue Pera Pigadi un rincón al SE de la isla rodeado de naturaleza, protegido de los vientos del N, NW y S donde hay un pequeño espigón en el que se puede anclar a modo de puerto o en sus alrededores donde hay varios sitios para echar ancla. Es recomendable atar cabos a tierra para evitar el borneo y dejar sitio para otros barcos ya que la profundidad aumenta rápidamente limitando el espacio de fondeo.




Al parecer este es uno de los tantos sitios a los que se hace referencia en la Odisea. En la montaña hay muy marcada la huella del paso del agua. La alta roca llamada Koraka se corresponde además con el nombre de Korax donde fluía la fuente de Arethusa. Las descripciones y el entorno encajan bastante bien. En cualquier caso es un sitio para dejar fluir la imaginación



Roca Koraka



Aquí dejaríamos nuestra Ítaca, para continuar hacia el E.

"Més lluny, sempre molt més lluny, més lluny del demà que ara ja s´acosta"

..." I si la trobes pobra, no és que Ítaca t´hagi enganyat. Savi com bé t´has fet, sabràs el que volen dir les Ítaques"...

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